De la era del vinilo a la era de Internet
Los que expoliaron la era de Gutemberg y el vinilo ahora buscan una nueva víctima; Internet.
Su último asalto; un concurso para hacerle un himno, del que luego querrán sacar réditos.
La terrible presión que las entidades de gestión de derechos colectivos de autor están realizando sobre nuestros legisladores para que la nueva Ley de Propiedad Intelectual garantice sus intereses tendrá consecuencias devastadoras para la sociedad de la Información, para el desarrollo tecnológico y para la competitividad de nuestro país.
Las modificaciones propuestas a la ley no sólo afectan negativamente al acceso a la cultura, aunque teóricamente lo garantiza la Constitución, Sino que sus pretensiones afectan negativamente al acceso al conocimiento, a la ciencia, a la investigación, a la docencia y a todas las actividades que permiten compartir sabiduría para avanzar en nuestra civilización.
¿Qué razón puede haber para que un músico cobre por cada una de los millones de descargas de GNU/Linex, Guadalinex, Molinux, Max, Catix...y los miles de programas libres que estan en Internet? ¿acaso lo que aporta un músico a la sociedad es más valioso que lo que hace un científico, un docente, un ingeniero, cualquier profesional o la propia Administración Pública? ¿a caso una canción es más útil que los programas de ordenador que hacen funcionar nuestro sistema productivo?
El ejemplo más claro es que estas entidades que representan a los artistas han recaudado más de 150 000 euros en concepto de compensación por copia privada sobre los CD-R en los que se han grabado las distribuciones de Software Libre impulsadas por las diferentes Comunidades autonómas y que cualquer ciudadano se puede descargar por Internet. Sin embargo el precio de crearlas, el dinero que han cobrado quienes han realizado ese trabajo, no ha llegado ni a 100 000 euros.
En el pasado estas entidades hicieron de intermediarios entre los que creaban y los que tenían los medios para producir, distribuir y comercializar pero Internet ha eliminado la necesidad de esa gestión colectiva. En Internet TODOS somos AUTORES, PRODUCTORES y DISTRIBUIDORES.
Cuando las capacidad de influencia en nuestros políticos la encabezan unas cuantas \"estrellas de la canción\" agrupados junto a los patronos en un sindicato vertical que gestiona lo ajeno y que ni siquiera reconoce el sufragio universal es impensable que los ciudadanos estemos a salvo y que los autores que más contribuyen al progreso, los científicos y tecnologos, puedan tener ese reconocimiento y estímulo que merecen por su aportación a la sociedad.
Todos los líderes prometen al llegar al poder un fuerte impulso para que los investigadores, científicos y docentes desarrollen mejor su trabajo pero en cuanto se entrevistan con los artistas se dan cuenta de que mediaticamente son mucho más rentables.
Mientras no haya partidos políticos dispuestos a defender a los ciudadanos frente a los colectivos con poderes fácticos no habremos alcanzado la democracia. Mientras los ciudadanos no podamos seleccionar quien nos representa en cada decisión no podremos asegurar que se defienden los valores mayoritarios. Mientras el conocimiento humano sea tratado como una mera mercancía y no lo más valioso que podemos compartir con los demás no llegaremos a la nueva era.
INTERNET es la nueva era, la era de las copias idénticas a coste despreciable, la era de compartir y no de expoliar, la era de transparencia, la igualdad y de la libertad.
INTERNET supone la meritocracia, los esfuerzos individuales por el bien colectivo y las relaciones persona a persona (P2P) creando el mayor espacio de innovación y creación de la historia de la humanidad.
Nuestra preocupación es si INTERNET tiene antígenos para estos parásitos y si quienes deberían curarnos no están también contaminados habiéndose convertido a su vez en tranmisores de la enfermedad.
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